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Sinopsis

Diego, prestigioso escritor y tertuliano en programas radiofónicos, se encuentra en plena madurez profesional. Su imagen pública, la de un triunfador, no se corresponde con su realidad íntima ligada a un suceso traumático, y a sus propias carencias. No se enfrenta a su oscuro secreto, prefi ere contemplar el mundo e incluso capturar compañía a través del espejo.
Ana es la única que al pasar frente al espejo no necesita confirmar su imagen, solo pretende identifi carse con ella misma; a Diego esto le seduce. Es sincera, independiente y segura, pero unas extrañas llamadas telefónicas la intimidan...
La trama de esta emocionante novela y la relación existente entre Diego, Ana y los demás personajes nos permite penetrar en el misterio del alma humana y de sus reacciones compatibles y antagónicas, manteniendo la intriga hasta la última página.

INTRODUCCIÓN

Las olas invaden la orilla. A ritmo impetuoso al tiempo que sostenido, van irrumpiendo en la playa. Únicamente una pequeña isla de arena, ceñida entre el mar y la falda del acantilado, sobrevive a la marea. En ella, dos niñas y dos niños juegan por separado; mientras ellas están sentadas construyendo un castillo de arena, ellos juegan a la pelota. Uno de los niños, algo mayor que los demás, lanza la pelota en dirección equivocada arrojándola sobre el castillo de arena y produciendo algún que otro destrozo. Las voces de enfado de las niñas apenas se escuchan, mezcladas con el fragor de las olas. Sin embargo, su actitud no admite dudas, pues tiran con rabia la pelota hacia el mar. Los niños se quedan sorprendidos. Uno de ellos, el más pequeño, reacciona y corre en su busca.
  La pelota, sometida al poderoso balanceo de las olas, se acerca, se aleja… El niño que ha ido a recuperarla combate con poca fortuna el tornadizo ir y venir del oleaje. Cuando parece que la tiene entre sus manos, el mar se la vuelve a arrebatar. Los otros tres niños se han acercado casi a la altura de su compañero, y miran absortos, impotentes ante lo que está sucediendo. De nuevo la pelota se aleja de las manos del pequeño que, instintivamente, decide perseguirla adentrándose en el mar hasta que por fin desaparece, engullido por las olas.
  El niño de más edad permanece paralizado mientras una de las niñas le empuja en un intento desesperado para que acuda en su ayuda, sin alcanzar su propósito ni conseguir que reaccione. A poca distancia, la otra niña grita en dirección a las olas. Sus gritos no se escuchan, absorbidos por el rumor incesante del mar embravecido. Unos metros mar adentro la pelota náufraga se mece solitaria... Las niñas, vencidas por el desaliento tras fracasar en su empeño por lograr que el mayor vaya en busca de su compañero desaparecido entre el oleaje, se sientan desconsoladas en la playa. El niño sigue inmóvil en la orilla, sin poder apartar del mar sus grandes ojos desorbitados. Lentamente despierta, reacciona, se siente intimidado por la humillación y retrocede hasta que repentinamente se gira y comienza a huir hacia el acantilado. Las niñas, al verlo, salen corriendo tras él. Suben por el camino que les aleja de la playa. El mar, impasible, continúa su ritmo natural.
  La ciudad amanece cubierta de otoño. En la quietud del alba se insinúan las primeras luces naturales. Los sonidos urbanos son apenas perceptibles, aunque fácilmente identifi cables. El ruido irritante que produce una ciudad en movimiento no ha comenzado todavía.
  Las luces de las farolas de la estrecha y corta calle del Nuncio, en el casco antiguo de Madrid, están a punto de apagarse. Dos personas, que sin duda pasan todos los días a la misma hora, se cruzan; no se reconocen, no se miran, se ignoran.
  Se abre una ventana en una de las casas. Diego cumple puntualmente este ritual, todas las mañanas, seguido de un buen lavado de cara y un remojón del cabello para someterlo, alisándolo, tras la rebeldía nocturna. Sus profundas ojeras afianzan lo poco reparador que ha debido ser el sueño esa noche.

Conoce al autor

Luis G. Valdivieso

Nace el 16 de diciembre de 1948, en Madrid. Cursa sus estudios en el Colegio Nuestra Señora del Recuerdo, con los jesuitas. En 1967 inicia su carrera cinematográfi ca como meritorio, pasando en cuatro años de auxiliar de dirección a primer ayudante en un total de ochenta y siete películas. En 1978 dirige su primer largometraje y, a fi nales de la década de los 90, ciento ochenta y seis capítulos de la serie juvenil Al salir de clase.
Docente en El Salvador. Entre 1992 y 1995, dirige el Centro de Audiovisuales en la UCA (Universidad Centroamericana José Simeón Cañas), donde también ejerce como profesor. Posteriormente, entre 2003 y 2010, dirige el Taller Profesional de Cine y Televisión en la Escuela de Comunicación Mónica Herrera, sentando las bases para la creación del Instituto Centroamericano de Cine y Artes Audiovisuales e impulsando la creación de la Academia Nacional de Cine Salvadoreño.
A fi nales de 2010 le otorgan la Encomienda al Mérito Civil de España por su labor realizada en El Salvador.
Miembro de la Academia de las Artes y Ciencias Cinematográfi cas de España, de la Asamblea de Directores y Realizadores Cinematográfi cos y Audiovisuales de España (ADIRCAE), de la Directors Guild of America y de la Asociación Nicaragüense de Cinematografía (ANCI).
Combinó su trabajo como cineasta con la escritura de guiones. Antes de morir, el 18 de febrero de 2014, transformó su guion La mujer del espejo en la novela homónima. Y dejó iniciados tres proyectos: un libro sobre cine, una novela sobre Antonio Machado y otra, titulada Marta, donde se plantea la utopía de un cuarto mundo.

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